¿Que le dirías a una persona que esta enferma de SIDA?

En el ultimo año del colegio muchos de los profesores nos preparaban para el mundo real. Un mundo de llenos victorias, derrotas, retos y peligros, en su mayoría… Nos preparaban para seguir el siguiente paso, la universidad. Una de esas profesores era Rosa, era estricta, seria, dura con las notas , generosas con las tareas, no era mala enseñando y de vez en cuando sonreía.

Rosa imponía respeto con solo su presencia, era de las profesoras a la que el curso respetaba, ella no necesitaba gritar, expulsarnos de su clase o con exámenes sorpresas, simplemente el curso la respetaba

Ese año como todos los dos últimos años Rosa, la profesora de Biología. Trataba de educarnos acerca de nuestro cuerpo, las enfermedades y consecuencias de tener sexo pre-marital, sin condón y sin responsabilidades.

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Ella junto al profesor de Religión ese año decidieron hablarnos y asustarnos acerca del SIDA, enfermedad que poco a poco dejaba de ser un tabú en Santa Cruz. Y ese año el SIDA se tenia que enseñar en las escuelas.

Con juegos didacticos ñoños que aprendió en unos cursillos que le impartieron en CIES. Rosa trataba de concientizarnos acerca del uso del condón y todos aquellos bonitos beneficios de tener sexo responsable. Pero sobre todo de la abstinencia.

En una de sus clases especiales, alejadas de funcionamiento de las células, la mitosis y la genética de Gregor Mendel. Rosa nos obligaba a ser grupos de tres personas.  Todos los grupos debían responder una serie de preguntas hipotéticas. Una de ellas era: «¿Que le dirías a una persona enferma de SIDA?«. Todos mis compañeros en su mayoría provenientes de familias católicas se ponían a pensar, escribir y debatir acerca de «que decirle al bastardo que estaba con un virus que poco a poco lo mataría«.

En un colegio católico, justo me tocó con los dos únicos evangélicos/cristianos del curso. Aburrido y con ganas de salir, daba respuestas al azar para que Rosa notara que esta siendo participe de la actividad aprendida en CIES. Llegamos a la pregunta, en la que todos los grupos se estancaban, todos hipotéticamente tenían un amigo que habría contraído VIH.

Mi respuesta en ese momento y por aburrimiento o instinto de conservación fue:

«TIRATE un TIRO en la cabeza, estas enfermo y lo único que vas a hacer en los próximos 6 años, es sufrir. No me invites nada  y no quiero que me toques. Porque no quiero que me contagies»

Eso genero un debate con los cristianos/evangélicos de ese momento. Ellos amantes de la vida, apoyarían, ayudarían e incluso acompañarían en los últimos de sus días… Todo muy bonito, yo seguía con mi idea mas ácida, mas cruel, mas mía.

Rosa estaba justo detrás de mi cuando respondía todo eso, sonrió… Pero no me sonreía a mi, sonreía a mi respuesta. Rosa también era cristiana/evangelica, yo supuse que estaba en problema.

El tiempo de debatir llego a final y llego el turno de que cada grupo exponga sus resultados. Rosa escogía «aleatoriamente» quien debía representar al grupo. Muchos de los representantes eran hombres, de mi camarilla… de aquella camarilla que se sentaba en el fondo. La que hacia bulla o la que no ponía atención en clase.

Todos mis camaradas nerviosos, medio leían las conclusiones a las que cada uno de su grupo había llegado. Irrelevantes para Rosa, ella quería escuchar era la de la ultima pregunta «¿Que le dirías a una persona que esta enferma de SIDA?» Todos respondían que lo apoyarían, le seguirían hablando y todo lo humanamente posible que se puede decir a una persona enferma de SIDA.

Le toco a mi grupo, por todos los antecedentes anteriores decían que yo tendría que representar al grupo. A las que habíamos llegado como grupo… eran las mismas a las que habían llegado todos los grupos. Yo no estaba de acuerdo, pero no tenia intenciones llevarles la contra. Ya me había aburrido de toda la palabrería cristiana/evangélica que argumentaban, para ese amigo que habría contraído SIDA.

Pero mientras leía mis respuestas. Rosa bajaba la cabeza y miraba sus notas, no era buena señal. No era la respuesta que ella quería escuchar de mi, no era la respuesta que yo había dicho y que ella había escuchado. No había nada de la crueldad, egoísmo, discriminatorio  o miedo en las conclusiones que estaba leyendo.

Fuimos el ultimo grupo en exponer. Habían grupos que aliviados, se quedaron sin exponer sus ideas, Rosa ya no quería escuchar mas respuestas… La respuesta que quería escuchar la mía, no la de mi grupo. La había decepcionado, sobre todo. Me había decepcionado.

Existe la verdad y la verdad

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Porque muchos como grupo o como sociedad no son capaces de decir la verdad, por muy cierta o cruel que sea. La suavizan, la dicen a medias o simplemente no la dicen.

Pero resulta que tampoco muchos no están en condiciones que se le diga la verdad. Hay personas dicen que le gusta que digan verdad, hasta que conocen a alguien que la práctica. 

¿Quieres la verdad? ¿Quieres la verdad? ¡Tu no puedes manejar la verdad!
Porque cuando se levanta la mano para tocar la cara de lo que fue tu mejor amigo y es un montón de basura, Uno no sabe que hacer… OLVÍDALO MARGE, ESTO ES EL BARRIO CHINO!!

En el barrio chino, quizás le haya dicho a ese enfermo de SIDA que se muera, se suicide, se tire desde un puente y trate de no contagiar a nadie. Que se aleje de mi, porque tengo miedo que me contagie a través del aire o su saliva.

Eso pude haber dicho en frente de todos mis compañeros. Era la verdad, la verdad que muchos en ese curso del colegio callaron, suavizaron, la verdad que no se atrevieron a decir en frente de todos. Quizás la verdad que ustedes habrían dicho.

O no?

 

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